21 lecciones en 1 (6)
Las últimas dos semanas en Chile han estado impregnadas de altas emociones, un accidente que se ha llevado la vida de tantos entregados a su labor y a su pasión. Creo que tanto se ha dicho de esta tragedia, de sus víctimas y sus vidas, que no encuentro nada nuevo que agregar más que mi impresión personal de lo que nos queda a los que quedamos aquí.
La vida a veces nos une de raras maneras con otros, en este caso siento que cada uno de los que iban a bordo tenían una visión de vida similar, cada uno en su área, pero todos con una meta en común: ser felices, hacer lo que amaban y entregar ese quehacer a su país. Personalmente no conocí a ninguno de los 21, al igual que muchos quizás sólo tengo esa conexión mediática con un par de rostros. Sin embargo durante estos quince días me queda la sensación de conocerlos a todos un poco, sobre todo porque comparto algo con estas 21 personas, una visión de país y de vida.
Este mes decidí escribir sobre la pasión por lo que hacemos y creo que la vida nos ha puesto frente a 21 ejemplos de aquello. Los tiempos son hoy, no creo que tengamos la licencia de darle una pausa a la felicidad o al compromiso con el presente y el futuro. Rescato la mayor lección que esta amargura nos ha brindado y es que no podemos postergarnos, ni a nosotros, ni a lo que queramos hacer de nuestras vidas. Lo que se hace del corazón perdura. Seguir nuestras pasiones probablemente nos llevará al éxito de la vida.

Esto es una pasión (5)
Son tiempos en que todos buscamos de alguna manera equilibrar la vida laboral con la vida de allá afuera, esa que nos ofrece aventuras, alegrías, relajo, expansión. Sin embargo también es cierto que vivimos en tiempos en que las cosas y los paradigmas de tantos años están cambiando, si no es que han cambiado ya. Probablemente la sección de autoayuda es una de las más cotizadas en las librerías, muchos se aferran a sus amuletos de la buena suerte y más del alguno espera que algún horóscopo de la semana traiga buenos augurios.
Y aunque a muchos se nos dijo de pequeños que hiciéramos eso que nos gustaba, eso que nos hacía felices, en la práctica esto se vuelve difícil y complicado muchas veces, y la seguridad de la estabilidad se convierte en una fuerte competencia que nos puede alejar de nuestras pasiones.
Pero el mundo de hoy es el de las pasiones, es el de buscar (e incluso construir) los caminos que nos lleven a esa vinculación de lo que hago con lo que amo. Sé que lo que digo suena más fácil de lo que és, pero creo que si  hemos de plantearnos algún desafío en nuestras vidas este sería el más indicado, porque a largo plazo es el que nos traerá más satisfacciones y beneficios reales.
Al final del día las pasiones son las que nos mueven, las que nos renuevan de energía cada día y nos acompañan a lo largo de la vida. Tal como decía Pablo, el personaje de Francella (actor argentino), en "El Secreto de sus Ojos", un hombre puede cambiar de trabajo, de dirección, de apariencia, incluso de Dios, pero hay algo que nunca va a poder cambiar y esa es su pasión. Nuestra pasión es lo que nos define, incluso más allá del ADN. Varios pensarán que soy una soñadora, y pues, sí lo soy. Creo que todo gran proyecto, gran idea, gran empresa, empezó por ser el sueño y la pasión de alguien.
Vivo en Santiago de Chile y soy diseñadora, seguir mis sueños y mis pasiones no siempre es fácil, pero me rehuso a dar el brazo a torcer. Frente al desconocimiento de lo que el diseño es y de lo que en mi rol puedo llegar a hacer no me rindo y sigo dando la pelea, aunque tenga que justificar mi trabajo cientos de veces y explicar que mi labor es un gran aporte a cualquier empresa y sobre todo a mi país. El diseño, las empresas y la moda son mi pasiones y espero lograr vivir de ellas. ¿Cuáles son sus pasiones? ¿Cuán cerca están de cruzar los caminos de lo que hacen con lo que los apasiona?

Office no more (4)
Les recomiendo ver este video antes de seguir leyendo, sobre todo si nacieron antes del `81.
We all want to be young
Hace un año renuncié a mi antiguo trabajo en una agencia, en el momento no sabía muy bien como explicarle a la gente la razón de mi renuncia, encontraba que el sistema estaba mal organizado, los horarios se volvieron una tortura, mi vida fuera de la oficina se fue restringiendo a un agotado fin de semana, me volví una diseñadora sin mundo; lo que empezó como una oportunidad para crecer terminó siendo una realidad de frustraciones, angustia y asfixia. Yo creía que era una situación que me afectaba a mí solamente, que era un excepción al sistema, yo veía al resto trabajando de lo más bien. Después de ver este video de 10 minutos, me doy cuenta de que es un síntoma generacional, para bien o para mal.
Si bien llevo meses pensando sobre el futuro y los planes, siempre llegaba al mismo muro de tope: trabajar en una oficina me parece un sacrificio muchas veces demasiado grande a pagar. ¿Y cómo no? A mi parecer las oficinas se han quedado dormidas en los laureles, los departamentos de recursos humanos pasan horas inventando actividades sociales y familiares con la empresa, y no se dedican a pensar en lo que los nuevos tiempos ameritan. Creo que hay muchos empleados que no consideran su sábado o domingo ideal en un asado con su jefe y familia, si hay algo que tenemos por derecho es que nuestra jornada termina los viernes a las 5 o 6 de la tarde respectivamente, de ahí en adelante el tiempo es nuestro. En resumen creo que la organización y distribución de los tiempos están mal planteadas.
La generación de hoy es una generación que apunta hacia la pluralidad, no nos motiva representar un sólo rol en la vida, queremos ser muchas cosas a la vez, desarrollar y explotar todos nuestros intereses y habilidades a través del trabajo y del tiempo libre. El concepto de jornada laboral apunta en una dirección opuesta, con la oblicación de estar entre cuatro paredes de 9:00 a 18:00 horas (en un mundo ideal), aunque no tengamos nada que hacer en algunas ocasiones, hay que cumplir con el horario por cumplir. No sé si a ustedes les pasa, pero yo encuentro este sistema obsoleto, absurdo y por sobre todo ineficiente. Nuestros trabajos deberían apuntar a auna mayor productividad y a un balance entre lo laboral y la vida personal, una persona con mayor calidad de vida, es un mejor trabajador, de eso no hay ninguna duda. Entonces, ¿por qué no trabajar por metas?. Si esta semana mi empresa necesita tales objetivos, yo me planifico para cumplirlos dentro de mis mejores horarios, si los terminé antes de lo presupuestado el tiempo restante debería ser para mí y no quedarme matando el tiempo en una oficina que no me aporta mucho capital cultural o social que digamos.
Las empresas de hoy deberían recoger el pragmatismo que representa esta generación (nacida entre el `81 y el `94), el escenario laboral actual no ofrece una oportunidad real de unir placer y trabajo si no nos queda tiempo para hacer otra cosa que trabajar. Dirigir las energía a crear un sistema más eficiente en cuanto a producción y motivación sería un camino más acertado a seguir.
Somos una generación en movimiento, conectada con el mundo, pragmáticos y realistas. Trabajamos porque nos gusta, no vivimos para trabajar.

Cuidado con el avestruz! (3)
El mundo y las economías pueden llevar un ritmo difícil de seguir para muchos de nosotros. ¿En qué minuto de la vida todo se volvió tan rápido y cambiante? La verdad es que no importa mucho cuándo, más que el hecho que esto es una realidad, es el contexto en que todos vivimos y respiramos, y es absolutamente inevitable.
Así como la vida es un cambio constante también lo son los mercados, los negocios, los clientes, las culturas, las tendencias y las formas de vida. Ya sé que esto puede parecer bastante obvio para muchos, sin embargo es algo que a menudo se olvida y es en esos momentos cuando se cometen los errores.
Hablaré desde el diseño, ya que es lo conozco, pero observar el mundo es algo pertinente para todas las áreas y profesiones. He mencionado anteriormente que el diseño empieza por las personas y sin duda la mayor parte de los productos y servicios de hoy están destinados para ser usados por alguien. Pero ese alguien vive en un lugar, en una sociedad, en una familia, en una cultura y todo su contexto es un constante cambio. No basta con haber logrado sacar adelante un negocio o producto exitoso, mantener una empresa o emprendimiento a flote requiere de un trabajo constante de observación y análisis. Hay veces en que productos o marcas consolidadas por años se confían de su éxito previo y creen tener la fórmula mágica para mantenerse líderes en el mercado, sin embargo se olvidan que las personas vamos cambiando, no sólo nuestros gustos, sino que nuestras formas de ser y vivir, y lo que ayer se ajustaba a nuestras tendencias de consumo puede que hoy o mañana no lo haga.
Dejar de monitorear el entorno nos puede costar muy caro, no sólo porque todo cambie, sino también porque cada día la competencia es más en cantidad y proporción, los mercados están saturados y sólo el que se mantenga al día en investigación y observación de tendencias podrá mantenerse dentro de la competencia.
Muchos podemos tener grandes ideas, mas para que dicha idea se concrete hay que sacarla de esas cuatro paredes donde creamos y producimos. Nuestros proyectos no pueden ser un avestruz con su cabeza en la tierra, hay que sacarlos al mundo y ver como se desenvuelven, cómo responde el público a ellos y ver cual es su impacto con el entorno. Lo mismo debe esperarse de nosotros, creadores y emprendedores debemos tener la cabeza afuera, en contacto con el ajetreo del día a día, atento a los cambios y oportunidades que podamos detectar.
Los invito a sacar la cabeza y a crear desde el afuera!

Es una cuestión de actitud (2) 
Las últimas semanas me ha tocado conocer diseñadores de distintas edades y de diferentes orígenes de formación. Estos encuentros se han transformado en un experimento bastante interesante, por decir lo menos. Independiente de la personalidad o pasado profesional de estos individuos, hubo algo que los unía a todos más allá del diseño. Todos esperaban mejores escenarios en sus trabajos,  el nivel de frustración de sus salidas laborales es de consideración e inevitablemente esto me hace cuestionar el escenario laboral del diseño. ¿Por qué hay tanta insatisfacción?
La mayoría preferiría hacer otra cosa dentro del diseño, pero están esperando que se presente la oportunidad. ¿Por qué esperar? En mi opinión hay que despertar, como lo han hecho muchos, algunos se han creado su propio escenario y otros han buscado fervientemente ese anhelado puesto. Somos
creativos por excelencia, tal talento se debería usar como tal. Basta del conformismo y del critisismo constante. El éxito parte por la actitud de cada uno, para ser mejores diseñadores y hacer que el resto del mundo lo reconozca hay que empezar por lo que proyectamos. Si el resto ve una actitud insegura y derrotada, es así como nos tratarán. La realidad de nuestros trabajos es tan buena o mala como nosotros la estamos construyendo.


Diseñador (1)
No hace mucho entré al mundo laboral del diseño y me vi rodeada de empleadores y compañeros de trabajo que no tenían ni idea cuál era mi verdadera labor o tenían una muy vaga o lejana idea. El fantasma de que los diseñadores hacemos "cosas bonitas" o "monitos" me perseguía cada día de manera más concreta. Pasé por todos las reacciones esperables: risa, enojo, frustración, carcajadas. Otro comentario frecuente era y es preguntarme si soy diseñadora de vestuario, porque al parecer en el inconsciente colectivo diseño es equivalente a esto.
La verdad es que no me he encontrado con muchos personajes que vean en mi profesión un área de trabajo más profundo que el ornamento estético de productos o espacios. No los culpo, pero algo debe pasar para que el grueso de la población no esté ni cerca de saber de qué se trata el diseño.
Asumo que esto no me pasa sólo a mí y es una experiencia transversal a muchos colegas del rubro. Ante esto sólo me queda autopreguntarme la misma interrogante: ¿qué es el diseño? / ¿qué hace un diseñador?
La explicación no es sencilla, ¿por dónde empezar? Yo he decidido empezar por aquí, en este blog. Esta ha sido la mejor manera que he encontrado de hablar de lo que hago y del rol del diseño en el mundo de hoy. Hablando se arreglan las cosas dicen por ahí. El diseño es una disciplina tan camaleónica, se debe adaptar a cada nuevo desafío con un approche innovador y diferente. Como diseñadores tenemos que ser creadores, ejecutores, técnicos muchas veces, redactores, contadores, jefes, suches y muchas cosas más. Y desde esta perspectiva empiezo a entender por qué la opinión popular no entiende bien qué hacemos y todo lo que podríamos hacer si nos conocieran mejor.
Y bueno si tuviera que decirlo en una palabra, yo diría que el diseño son soluciones. Un diseñador ha sido formado para enfrentar problemáticas y crisis, a buscar soluciones donde algo no está funcionando, a ver lo que otros no ven. Si lo hacemos visualmente atractivo no es porque nos gusten las cosas "bonitas" (o al menos no sólo por eso), sino porque así funciona mejor.
El diseño es una forma de pensar que mezcla funcionalidad, creatividad, innovación y visualidad. Soluciones se necesitan en todos lados y en mi opinión si tuviéramos diseñadores en equipos de distintas áreas administrativas y políticas muchas cosas en este país funcionarían mejor.

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